Yulieth Mora Garzón es la primera escritora en obtener el primer lugar en el Premio Nacional de Cuento La Cueva, en una edición marcada por voces femeninas de la narrativa contemporánea. A continuación, publicamos la entrevista que el escritor Carlos Polo le hizo pocos días después de la ceremonia de premiación, a mediados de enero de 2022.
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Texto y entrevista de Carlos Polo*
¿Qué fue lo que hizo que Yulieth Mora, la ganadora del X Premio Nacional de Cuento La Cueva, apagara la luz y decidiera quedarse adentro? Rodeada de oscuridad, saboreando la cálida caricia del silencio, mientras afuera, en la Bogotá de la ira, de la risa, de la lluvia, de los sueños rotos, de los amores inconclusos, continuaba la indiferente sinfonía de las cosas comunes.
A lo mejor Yulieth apagó la luz para sentir mucho más fuerte el latido del corazón de Jess, para saber que su personaje, la esquiva y bella chica, que no estaba lista para el amor, la misma que atraviesa con tímida indiferencia las páginas de su historia, estaba allí, a su lado, fugada del ordenador, o quizás en la barra de algún bar esperando a que el barman le sirviera un Gin Tonic.
“Qué te hizo apagar la luz y quedarte adentro” es el título del cuento que obtuvo el primer lugar entre las más de 1200 historias que llegaron desde distintos territorios del país y el extranjero. Cuando Yulieth se propuso escribir esta historia, que en últimas es la historia central de una serie de cuentos que venía trabajando durante los últimos años, tenía claro que el tópico central de ese proyecto estaba en algo tan cotidiano y tan común como las relaciones de pareja y la incomunicación, porque muchas veces amar es solo eso: un ardor ordinario, una combustión instantánea o un ensueño prolongado que nos hace sentir vivos.
Yulieth Mora es una escritora y periodista bogotana que nació al inició de la convulsa década de los noventa, momento en el que el grunge, el rock alternativo y Nirvana eran los amos de la escena musical del planeta; en MTV se programaban videos y no realitys; una felación ponía en jaque la presidencia de una superpotencia; y las redes sociales eran un sueño embrionario en la cabeza de algunos nerds.
Yulieth, tal como ella misma afirma, inició algo tarde con las lecturas que le sirvieron de guía. Sin duda las nutridas conversaciones en casa, al lado de su madre, su hermano y sus tías, se convirtieron en la génesis, en la semilla de su actual pulsión por contar historias. Aquellas historias acerca del pasado, el origen, el pueblo y la familia —recuerdos y acontecimientos que marcaron la historia de los suyos— se convirtieron en el combustible que la llevó a recorrer el camino de las palabras.
“También tuvo mucho que ver el periodismo. Cuando entrevistas a las personas te das cuenta de que son hermosas o dicen cosas hermosas, y no lo saben hasta que se leen a sí mismas”, asegura.
¿Cuál es el concepto personal detrás de tu propuesta?, le pregunto. Con su marcado acento bogotano y con la seguridad que da el transitar el camino del periodismo, responde que, hasta el momento, todo lo que ha escrito, ha sido muy honesto y sin pretensiones.
“Escribo lo que puedo con lo que tengo. No escribo para ganar premios. Escribo porque no puedo hacer otra cosa que narrar. Los reconocimientos son bienvenidos, pero después de todo eso —que además solo dura unos instantes— lo que tienes que hacer es seguir escribiendo”.
Yulieth recuerda que en la escuela ya leía lo básico; no obstante, siempre le pareció muy aburrido… tal vez, dice, porque en ese momento lo hacían aburrido. Otra música empezó a sonar cuando ingresó a la universidad a estudiar Comunicación Social y Periodismo. Una música más amena y entretenida, una que le proporcionó las dosis exactas de interés y de placer para que empezara a leer en serio.
“Quise emular a los autores reconocidos, pero no tenía nada que decir en ese entonces y tampoco sabía cómo hacerlo. Me gradué de la Universidad y empecé a frecuentar los talleres locales y luego los distritales: iba cada sábado sin falta. Pasé por varios maestros tallereando y me enseñaron a leer poesía, cuento y novela. Después de eso, no hubo vuelta atrás”, rememora con algo de nostalgia.
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Fragmento de “Qué te hizo apagar la luz y quedarte adentro”, cuento con el que Yulieth Mora Garzón ganó el X Premio Nacional de Cuento La Cueva.
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¿Qué tan difícil ha resultado surgir en un medio dominado históricamente por los hombres?, le pregunto reflexionando acerca de dos cosas muy particulares respecto a esta edición del premio: por primera vez en 10 años, una escritora se alza con el primer lugar y, además, el segundo y tercer lugar son otorgados a otras dos escritoras, Laura Bolaño Pérez y Lucía Vargas Caparrós. Si bien en ocasiones anteriores algunas escritoras se destacaron en el podio (recuerdo ahora el segundo lugar de Fernanda Trías, el segundo lugar de Duffay Ríos, y el tercer lugar de Viviana Vanegas), es la primera vez en la historia del Premio Nacional de Cuento La Cueva en que una autora se lleva el primer puesto.
“No siento que haya surgido. Yo sigo acá más bien sumergida en lo mío. Lo que sí veo es que tal vez los lectores están cambiando. Las escritoras están teniendo un lugar ahora no porque escriben más o mejor, pues siempre hemos escrito, sino porque los lectores y las editoriales están demandando esa mirada del mundo”.
Una mirada, de acuerdo con la misma Yulieth, mucho más reflexiva y detallista; la mirada de una hermana o de una hija… una mirada delicada del mundo, tal vez más honesta y con otras preocupaciones, una mirada que se puede expresar a través del lenguaje de las madres. Una mirada hacia adentro, quizás, sin puntos de fuga.
¿Has intentado aplicar algún tipo de innovación al género, experimentar? Mora reflexiona acerca del santo grial que todos persiguen en la literatura. Afirma que, para ella, encontrar la voz, esa voz particular, es un largo y arduo camino, y dice que no cree haberlo recorrido todo. Está segura de que nadie puede llegar al final de ese trayecto. De acuerdo con la autora, en ese camino de nunca acabar los creadores buscan muchas maneras de narrar, quizás un estilo o un registro que les haga sentir cómodos al momento de contar. No obstante, según sus propias palabras, esa comodidad empieza a fastidiar y surgen las ganas de hacerlo de otra manera, de buscar otras formas, otras posibilidades.
“El año pasado me invitaron a participar en un proyecto de escritura sobre la pandemia y luego me rechazaron porque, según me dijeron, lo que querían era un cuento. Lo mío era un cuento, pero con una estructura a modo de poema. Mi cuento era una larga lista y ellos querían prosa. Esa situación me llevó a reflexionar sobre las convenciones de las estructuras, ya que a esta altura del partido todo eso es cuestionable: hay poemas en prosa y prosas que son hermosos poemas”.
Su historia, es una historia de amor diverso, disidente, una historia de amor que se enfrenta a los moldes establecidos. Un romance entre dos mujeres que están descubriendo el mundo, tratando de entender de qué va todo esto, asomándose entre sus pliegues.
¿Te sientes influenciada por autoras o autores queer?
“Creo que cuando estaba empezando a leer no encontré muchas historias que se acercaran a lo que me pasaba, que era el hecho de enamorarme de otra mujer. Así que en los últimos años me la he pasado leyendo y escribiendo sobre el mundo que habito, que es el mundo de una mujer homosexual”.
¿Cómo trabajas una historia? ¿A qué le das más importancia? ¿A la trama? ¿A las atmósferas, al buen uso del lenguaje, al desarrollo de los personajes?
“Me importa mucho el lenguaje y su economía. Me importa el lenguaje mucho más que la trama, pero intento no descuidar esta última. Los personajes siempre van tirando hacia donde quieren y uno hace lo que ellos digan”.
Naciste y creciste en Bogotá, ciudad que es un elemento importante en tu narrativa. ¿Crees que el lugar de nacimiento marca un estilo o un camino específico? ¿Qué tanto te ha marcado la ciudad en que naciste?
“Bogotá es mi casa, es la ciudad donde tengo todo y, en ese sentido, es claro que me ha influenciado. Sin embargo, en el último año he tenido la oportunidad de trabajar en el Instituto SINCHI recorriendo la Amazonía y he estado observando y aprendiendo mucho sobre este territorio. Creo que esta experiencia va a marcar mi literatura de aquí en adelante”.
La música ha jugado un papel importante en sus historias y en la poética que atraviesa su narrativa. Yulieth asegura que lleva muchos años construyendo una playlist, pues siempre necesita de una atmósfera muy particular, de unos sonidos que acompañen el impulso para contar una historia. Muchas veces esos beats, esas armonías, son pistas de piano que escapan de su reproductor de sonido para habitar su cabeza durante las horas que le tome darle forma a aquello que quiere contar.
Otras veces, y eso depende de la naturaleza de la historia, de su pulso y de su empuje, Yuliteh deja sonar el álbum EUSA de Yann Tiersen o Solipsism de Joep Beving. En la actualidad, el álbum de Nick Murphy, titulado Music for Silence, la acompaña en sus aventuras creativas.
En este momento, Yulieth está en su habitación, acaba de apagar la luz y decidió quedarse allí adentro a escuchar, en silencio, los ruidos del mundo que crepitan allá afuera mientras ella vuelve a soñar a Jess, o tal vez con un sabor a naranja, a michelada, a canela, a aguardiente de manzanares, a mordisco de fresa, a pitaya madura, a cereza del vodka, a mordida de torta de amapola, o el simple alfajor de una tarde…
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*Carlos Polo (Barranquilla, 1970).
Escritor y periodista. Magíster en Literatura Hispanoamericana y del Caribe. Fue redactor y cronista para el periódico El Heraldo, y jefe de prensa de la Feria Internacional del Libro de San Andrés (FILSAI) y del Carnaval Internacional de las Artes.
Autor del poemario Polifonía de colores, del libro de cuentos Testamento de la barriada, y de la novela La suerte del perdedor (La Iguana Ciega, 2009). Ganador en 2009 del Concurso Nacional de Cuentos de la Universidad Industrial de Santander (UIS) con el libro Rapsodia para reclutas asustadizos. En 2017 su libro de cuentos Las malas noticias llegan primero ganó el Portafolio de Estímulos del Distrito de Barranquilla, y en 2018 obtuvo el Premio Estuario de Novela con la obra Es de noche cuando los gatos son pardos. En 2019 ganó la Beca Distrital de Poesía Creadores con Trayectoria, gracias al libro Cantos azules y otras estaciones peligrosas (Ediciones Exilio, 2019).


Sobre la autora:
Yulieth Mora Garzón (Bogotá, 1992).
Comunicadora social y periodista con especialización en Creación Narrativa de la Universidad Central. Autora de la novela Movimientos involuntarios (Milserifas, 2020) y el libro de cuentos La Mara (Universidad Central, 2020). Hizo parte de la antología Desde la luz preguntan por nosotros. Panorama de poesía colombiana contemporánea (Fundación Pablo Neruda, 2021).
Fue ganadora del Premio Nacional de Cuento La Cueva en 2021 y del Premio Distrital de Cuento Ciudad de Bogotá en 2018. Ha sido finalista en otros certámenes como el Concurso Nacional de Literatura Infantil y Juvenil (2017), el Concurso de Cuento Relata del Ministerio de Educación (2017), el Premio Nacional de Cuento La Cueva (2019) y el Premio Nacional de Novela Corta de la Universidad Central (2019).